Este verano, es sin duda el peor verano que he vivido nunca, personal y profesionalmente, (porque no puedo dividir nunca esos dos estados). Cuando lo comento con amigos, compañeros, clientes, familia, etc… ¿casualmente? todos coinciden conmigo que ellos también.
Y es importante analizar el porqué, más que nada porque ahora ha llegado el otoño y viene el invierno, y debemos saber y conocer a qué nos enfrentamos para poder resolver o gestionar eficazmente.
En mi hipótesis, que he compartido con más de uno, y que admitimos que lo más probable, es debido a la HOSTILIDAD que se ha desarrollado brusca y repentinamente, por el momento social que venimos padeciendo. Las fuertes tensiones sociales que son perceptibles en todos los ámbitos. Esa hostilidad personal y colectiva, viene por muchos factores, pero sobre todo por uno muy importante desde el puno de vista de las emociones que es la DESCONFIANZA.
Las leyes son injustas, las normativas absurdas, los protocolos previstos por las diferentes las administraciones la mayoría ineficaces, …, y esas son las reglas bajo las que tenemos que vivir, o no sé si decir sobrevivir, nos hacen sentirnos cada vez más desconfiados y en muchos casos acaban en hostilidad.
La hostilidad, es una emoción negativa, de la que existen muchas definiciones. A mí, personalmente la de Barefoot me parece ajustada: Un sentimiento negativo hacia otros, que proviene de la interpretación de la conducta de los demás como antagonista o amenazante.
Lo que implica tener creencias negativas hacia otras personas.
En gran medida esto llega como digo, por el momento social en el que vivimos, es un momento en el que hay una enorme desigualdad, y esto creo que es una forma de violencia.
El síndrome de Ulises, que padecen los inmigrantes, se ha extendido, y creo que ahora lo sufre un gran número de personas no inmigrantes en nuestra población, tal vez haya que ponerle otro nombre al síndrome.
La complejidad radica en que la hostilidad se halla fuertemente somatizada. No todo el mundo tiene la capacidad de afrontamiento magnífica y es capaz de superar situaciones increíblemente adversas, y se acaba padeciendo: insomnio, tensión, fatiga, dolores, migraña, problemas de memoria, irritabilidad, depresión, etc…
Esto se debe a que el estado emocional influye en la producción de las hormonas y neurotransmisores y que están relacionados al cien por cien con el sistema inmune y los nervios. (Se que aquí mis amigos se partirán de la risa, porque una de mis frases más célebres es que somos hormonas, pero es que es así)
Los avances en psicoinmunología se van produciendo lentamente, pero aún queda mucho camino por recorrer. Pierre Martín, por ejemplo, dice que las cefaleas, se encuentran muy relacionadas con casos de agresividad reprimida.
No voy a decir que lo psicológico es todo, para no caer en el psicologicismo. Todo lo contrario diré la importancia de su relación en todos los campos.
Michael Poucalt leí que dijo que “la Psicología y la Psiquiatría formaban parte de la biopolítica”.
La cultura extendida es que debemos cuidar el cuerpo, la salud, …, pero todos se refieren a la salud física, constante-mente leemos miles de anuncios sobre qué es lo que tenemos que comer, y los medicamentos que nos pueden ayudar … consultando con el farmacéutico #MeParto … ese tipo de consumo. Pero, no podemos olvidar la importancia que es cuidar de nuestra mente.
La salud es, como todo el mundo dice en cualquier entierro, que más tarde se olvida por esa capacidad del cerebro, es lo más importante.
Así, pues tras esta corta reflexión, debemos tratar de cuidarnos, en todos los sentidos, porque todo está relacionado.
Se lee mucho en las RRSS la frase de cuida tus pensamientos, pero… ¿lo hacemos?
Tratemos a priori de respirar, de calmar, para poder ordenar y priorizar esos pensamientos.
De todas las hostilidades, la peor es la que se tiene uno a sí mismo.
“La potencia sin control, no sirve de nada”
y comparto esta fotito que me ha mandado mi amiga Estela para sacarme la sonrisa
Un inmenso abrazo.
Maribel Orellana Gil.
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